Revolución capilar; ¿pueden las células madre reemplazar los trasplantes?

Durante la última década, los trasplantes capilares han resultado ser la opción estrella para quienes buscan combatir la calvicie. Esta técnica quirúrgica, que consiste en extraer folículos pilosos de la zona posterior u occipital del cuero cabelludo y reimplantarlos en zonas afectadas por la alopecia androgénica se ha popularizado enormemente en los últimos años. Sin embargo, lejos de ser una solución universal, este procedimiento presenta múltiples limitaciones.
No todos pueden acceder al trasplante capilar
Pese a su difusión mediática y social, no todas las personas son candidatas ideales para someterse a un trasplante capilar. Aunque la técnica ha evolucionado en los últimos años, existen factores médicos, fisiológicos y personales que pueden limitar seriamente su viabilidad.
Una de las condiciones esenciales es contar con una zona donante suficiente y en buen estado, ubicada en la parte posterior o lateral de la cabeza. Esta zona debe tener una densidad capilar adecuada, sin cicatrices ni signos de debilitamiento. Estas premisas resultan fundamentales de cara a la viabilidad del trasplante.
Precisamente factores importantes que también condicionan dicha viabilidad son la edad y el grado de progresión y severidad de la alopecia androgénica. Aunque no existe una edad exacta idónea para someterse al trasplante, muchos especialistas recomiendan esperar hasta que la pérdida de cabello se haya estabilizado. Aun así, se recomienda un abordaje en estadios en los cuales la alopecia no haya alcanzado un alto nivel de severidad.
También resulta necesario considerar aspectos médicos. Ciertas enfermedades crónicas, como la diabetes, patologías autoinmunes, trastornos circulatorios o tratamientos con anticoagulantes pueden afectar negativamente la capacidad del cuero cabelludo para cicatrizar y aceptar el injerto reduciendo las posibilidades de éxito o aumentando el riesgo de complicaciones.
Más allá de la idoneidad del paciente, el trasplante capilar tiene otras limitaciones importantes. El procedimiento es quirúrgico, conlleva un periodo de recuperación, puede dejar cicatrices y su coste económico no es accesible para todos. Además, requiere terapias complementarias de tipo farmacológico en la mayoría de los casos para mantener los resultados en el tiempo. Todo ello pone en duda su estatus de “solución definitiva”. Si bien puede ofrecer resultados satisfactorios para ciertos perfiles, su alcance es limitado y sus exigencias, altas.
El futuro de la regeneración capilar: AGAcell
Ante estas limitaciones, la ciencia busca alternativas más eficaces, accesibles y desde un abordaje menos invasivo. Una de las propuestas más prometedoras es AGAcell®, un proyecto de terapia celular alogénica, actualmente en fase preclínica, que tiene como objetivo restaurar el crecimiento capilar activando de nuevo los mecanismos regenerativos intrínsecos del folículo piloso afectado por la alopecia androgénica.
AGAcell® está basado en células madre mesenquimales extraídas de un donante sano y cultivadas bajo condiciones GMP con una molécula biológica de función energética. Las ventajas de la aplicación de este tipo de terapia es su carácter no quirúrgico y mínimamente invasivo así como una esperable mayor durabilidad de los beneficios en la zona afectada.
Inicialmente, la fabricación del medicamento comienza con la selección de un donante sano del que se extraen células madre mesenquimales de su tejido adiposo. Estas células se cultivan y expanden en condiciones controladas de laboratorio. Posteriormente, se criopreservan en un banco especializado para garantizar su conservación y disponibilidad. Bajo demanda se lleva a cabo el envasado de las células y se dirigen al centro autorizado donde se realizará por un dermatólogo especializado el procedimiento clínico previsto consistente en la administración intradérmica de la solución celular en múltiples puntos a lo largo de la superficie de las zonas afectadas.
La incorporación de células madre mesenquimales al nicho tiene como objetivo potenciar la restauración del mismo al liberar factores de crecimiento y citoquinas antiinflamatorias que promueven la vascularización, la proliferación de las células que conforman el folículo piloso, la inmunomodulación y en definitiva la activación del crecimiento capilar.
En definitiva, se trata de una nueva era en el tratamiento de la alopecia. La medicina regenerativa podría muy pronto dejar atrás el bisturí y ofrecer una solución más eficaz, accesible y duradera para quienes buscan recuperar su cabello.